la mirada de Fiona es muy particular. |
Les presento a Fiona. Ella es mi cuarto animal de compañia, y digo cuarto porque antes de ella existieron Katy (Pastor Alemán), Rin Rin (Pincher miniatura) y Daysy (French Poodle). Estas tres perritas no eran mías, eran de mi papá.
Y es que mi papá era uno de esos personajes que amaban a los animales con pasión y fuerza. Entrenaba a sus perras con un conocimiento innato que lo acompañó hasta su muerte y nos inculcó a mi hermana y a mi, ese amor por los animales que nos acompañará hasta el final de nuestros días. Pero esa enseñanza de mi padre por querer, respetar y admirar a los animales fue la que nos impulsó a tener a Fiona.
Daysy fue una perra hermosa que nos acompañó 6 años más después de la muerte de nuestros padres. Después de Daysy pensamos que debíamos darnos un tiempo antes de tener otro perro. Nos dolió mucho su partida.
Daysy fue una compañía maravillosa por 12 años. |
Luego de dos años y en un momento de soledad en casa, me encontraba sin trabajo y no había mucho que hacer, me aventuré a buscar un perro sin consentimiento de mi hermana. Fui a la Casa del Granjero y allí encontré a Fiona, pequeña, miedosa y en un rincón. Su hermano brincaba como loco diciéndome con su lenguaje canino: llévame, soy divertido, quiero irme de aquí. Pero a mi me llamó la atención esa perrita miedosa que se metió en el rincón y ni quiso saludarme.
Me fui con Fiona para mi casa, mi hermana no sabía mi hazaña. La pobre perrita tembló de miedo todo el camino y bueno, empezó este viaje que ya lleva 7 años exactos y que han sido maravillosos.
Fiona es un personaje canino muy particular. Para empezar hay que hablar de la enfermedad que sufre: un mastositoma, al parecer genético, que se resume en un tumor benigno en la piel. En cualquier momento le salen unas ronchas que le producen una rasquiña incontrolable. Desde hace 6 años se le despertó este mal que ha hecho que conozca más veterinarias que cualquier otro perro. La pobre ha estado en cuantos tratamientos, todos con una posibilidad de cura que no se ha dado. El último doctor fue el que con una biopsia de piel descubrió el mastositoma y definió que será de por vida y que tenemos que ayudarle a controlar o mantener al menos estable su condición. Esto no generará su muerte ni nada por el estilo, simplemente cambia su estilo de vida y quizás hará que su vida no sea de 12 años como el promedio de los perros, sino de 9 o incluso hasta 10 años.
A Fiona la operamos por que en algún momento se pensó que su condición era hormonal, pero al menos la operamos, sus ovarios salieron con quistes. Por eso es ahora más gordita de lo normal. Y si a eso le sumamos que los esteroides que toma por su alergia también la engordan, entonces digamos que es una regordeta de cuatro patas.
Lo que quiero destacar con este escrito es lo particular que ha sido Fiona en nuestras vidas y estoy segura que mi hermana estará de acuerdo conmigo. Para empezar Fiona tiene una mirada muy especial, nunca había conocido a una perra que lo mirara a uno a los ojos, fijamente y se quedara así hasta por un minuto o más. Ella mira todo, menos el televisor. Pero cuando uno le habla, cuando está en la ventana o cuando hay gente en la casa, ella mira, fijamente, sin perder detalle. Me encantaría saber que carajos pasa por su mente cuando mira de esa manera.
Fiona con su particular enfermedad nos ha enseñado que no hay límites ni para los animales. En determinadas épocas cuando la alergia se torna agresiva debe usar un cuello isabelino, un aparatejo que busca que la condenada no se muerda sus ronchas y se cause heridas más graves. La conchuda, hasta con el cuello puesto, tiene una elasticidad que envidiarían las mejores gimnastas del mundo. De la manera más increíble, mete sus patas dentro del cuello para morderse. Cómo lo hace? no sabemos, pero lo hace, y conste que usa el cuello más largo que pude encontrar en el mercado y que hasta sobrepasa en una cabeza, el tamaño de su cabeza. Fiona no tiene límites y si le rasca, busca la manera de rascarse.
Fiona es muy sensible a las energías de los demás. Es demasiado bonachona, y no le ladra a nadie, pero si se da uno cuenta cuando alguien no le gusta o simplemente no hay feeling.
Cuando estamos tristes, deprimidas o simplemente aburridas, ella lo siente y duerme al lado de quién más lo necesite. Es como si fuera una enfermera que sabe que un enfermo requiere de cuidado especial. Ella cambia su comportamiento y puede durar hasta una semana detrás de uno o simplemente al lado de uno, sabe que uno necesita su energía para salir del atolladero.
Fiona también busca momentos de soledad. Es increíble la forma en que ella simplemente evade. Han existido días en que incluso se aleja de mis espacios y busca otros en la casa. Ella sabrá porqué lo hace pero para mi es una señal de que vengo muy cargada de energías negativas y debo limpiar mi entorno. Es una increíble medidora energética.
No hay perra que más disfrute un paseo que Fiona. La condenada parece callejera, le encanta salir, para sus orejas, sube la cabeza, se olvida de su rasquiña y a caminar se dijo. Tiene más energía que cualquiera y por algo entrenó por varios años "Agility", el entrenamiento que hace que los perros pasen obstáculos con precisión y en menor tiempo. Lo particular con Fiona era que se desconcentraba cada 2 minutos, tenerla enfocada en los obstáculos no era fácil pero lo lograba.
Hoy por hoy y con todos sus achaques Fiona es una maravillosa compañía. Yo le habló, le cuento historias, ella solo me mira con esa mirada increíble y simplemente se sienta en mi regazo. Le encantan los masajes, odia los baños, se sienta en la parte de atrás del carro, en toda la mitad, como un pasajero más, es glotona, se duerme cuando le corto y limo las uñas, detesta que le limpien las orejas y si me toca madrugar más de la cuenta, tipo 4 de la mañana, se queda dormida y ni se levanta a saludarme, porque ella es así, tiene una personalidad propia, una vida propia y una mirada que me asusta pero que jamás en la vida olvidaré.
Esa es Fiona, mi maravillosa compañia.
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