domingo, 8 de mayo de 2016

Tutores de la felicidad: Los momentos de un duelo

Hace poco fui invitada a grabar el programa de Televid, Tutores de la felicidad. El programa salió al aire este domingo 8 de mayo, cuando se celebra el día de la madre en Colombia, particularmente y si lo vieron, se me quebró la voz hablando de mi madre. 

Bueno, este es un espacio creado por un grupo amigos que buscan construir una red de apoyo para ayudar a las personas que enfrentan momentos difíciles en sus vidas con conferencias, capacitaciones y ahora este programa de televisión. Su objetivo es "entregar herramientas y empoderar a la sociedad para que sepa resolver problemas, sea saludable y feliz". 

Fui al programa a hablar de mi vida (Vea el programa aquí), esa que ya muchos de los que han leído este blog conocen. A los nuevos lectores los invito a leer el post de esta valija, llamado Sobre cómo la vida te puede cambiar en un segundo para que tengan un contexto de la situación.

Lo que he querido escribir aquí es quizá eso que se me pasó decir en este maravilloso programa que conducen Andrés, Marcela y el padre Mello, quien no estuvo en esa emisión pero a quien agradezco la invitación. A lo mejor lo dije de otra manera y mi historia logró tocar corazones, que era la idea principal. Pero se me ocurrió escribir este post para que quienes hace poco se enfrentan a la complejidad de emociones que causa el perder un ser querido puedan tener otra perspectiva gracias al aprendizaje de vida que hemos tenido mi hermana y yo 18 años después de haber perdido a nuestros padres, inesperadamente, en un accidente de tránsito.

He aquí entonces lo que he denominado, "Los momentos de un duelo"

1. Vacío
Lo primero que uno siente cuando un ser querido se va de este mundo es un vacío que jamás se había percibido. Una sensación de que algo tuyo, que hacía parte de tu vida ya no está, se fue para siempre de esta etapa de vida en este mundo material. En mi experiencia del día a día, evadir ese vacío y buscar llenarlo a la loca no logró nada y antes dolió más. Yo aprendí que nada ni nadie iban a llenar ese vacío que papá y mamá dejaron, ellos eran únicos y como tal irrepetibles. No podía buscar en los demás, padres y madres que pudieran llenarme. No los encontraría y perdería tiempo en mi sanación.

2. Paciencia, es la palabra clave. 
Esa sí la dije en el programa pero ahora la explico con detenimiento. Mi medidor de sanación era el llanto. Gravísimo error. El primer año lloré mucho, tanto dolor había en mí que rebajé 7 kilos y no es que por llorar rebajes, lo traigo a colación para entender que ese primer año fue fatal, mentalmente desubicada y físicamente un ente que se movía por el mundo haciendo lo que le tocaba pero sin vivir cada minuto a plenitud. Al año siguiente el llanto disminuyó y yo pensé que estaba mejorando, idea que persistió más cuando al tercer año la cuota de lágrimas derramadas había rebajado. Entonces me alegré pensando que todo iba marchando tal cual lo planeado (por mí en mi mente). Pero llegó el cuarto año, el cuarto aniversario y  lloré más que los tres años anteriores juntos, hasta en el trabajo me vieron tan mal que me devolvieron para la casa en donde lloré, sola, el resto del día. En ese momento me cuestioné, me auto regañé, sentí que no había avanzado nada en mi proceso de duelo, que me había devuelto y que la vida era un caos. 

Comprendí finalmente que no podía medir con llanto mi progreso y mucho menos que tenía que dejar de llorar para sanar. Han pasado 18 años y todavía lloró, hay diciembres como el pasado con una carga monumental de nostalgia que simplemente hay que vivirla. Y eso empecé a manejarlo de esa manera, llorar era sanar y cada vez que llore algo tendré que aliviar en mi alma pero con consciencia. No es dejar el tema así y mañana será otro día. Si es posible hablar con uno mismo y entender qué causó que regresara la tristeza, qué ocasionó el regreso del llanto, qué situación me generó nostalgia, seguro ayudaremos al espíritu a sanar otro poco. Es puro trabajo de consciencia. Entonces es claro: no por dejar de llorar nuestro duelo está listo!.

3. Sin remordimientos
Un alma sin culpas y con la consciencia tranquila vive el duelo de otra manera que alguien que siente culpa por lo que pudo hacer y no hizo o lo que dejó de hacer con la persona que no está. Yo siempre he pensado que si una persona vive de acuerdo a unos principios y valores bien fundamentados y conecta siempre sus actos, sus palabras y su pensamiento (no que cada uno esté por su lado y haga una cosa, diga otra y piense lo contrario) no tendrá como sentir culpa en la vida por algo que dejó de hacer o decirle a la persona que se fue. 

Otra cosa es que uno tenga una reunión con un amigo y este muera antes de llegar a la cita, si me entienden?, lo que iban a hablar no lo hablaron pero porque la vida lo quiso así, esperaría que quien queda en este mundo no se sienta culpable de nada. Y antes de conectar esto con el otro punto que para mi gusto encaja perfecto, si quiero decir algo que destaqué en el programa: vivan el presente, disfruten de sus seres queridos, aquí y ahora, gocen cada minuto de su vida y compartan con su gente, con quien quieran compartir los mejores instantes de su vida. Le aseguro que si esa persona cercana se va primero que usted, su consciencia quedará tranquila y su duelo será más llevadero. 

4. Cada quien vive su duelo a su manera. 
Mi dolor, mi duelo y mi tiempo, lo manejé solo yo, pretender que alguien lo entendiera no era fácil, incluso mi hermana vivía el duelo diferente a mi, por ejemplo, por que cada una vivió características diferentes del momento crítico. Yo había dejado de ver a mis padres 15 días atrás del accidente, ella los vio ese mismo día en la mañana y en la noche ya no estaban. Comento esto para explicar que el efecto traumático del hecho cada una lo vivió de una manera distinta y por ende lo solucionaría diferente. No podían pretender que cada una hiciera una terapia y sanara su corazón de la misma manera. Siempre los resultados de cada momento específico de proceso de duelo eran muy contrarios para cada una y ante todo muy personales. Y eso hay que respetarlo y hacer que se respete.

5. El duelo no justifica que nuestros actos generen mal ambiente, odio o resentimiento hacia el mundo. 
Culpar al planeta, a sus habitantes y al entorno de nuestro dolor no genera sino problemas. No hace bien tampoco buscar la mirada lastimera del universo o el consuelo de quien queremos que nos consuele. Al final no servirá de nada y antes dificultará el proceso. Debo confesar que al comienzo me convertí en un ser frío. Hablaban de algo triste y a mi me daba risa, en el fondo sentía que nadie merecía mi buena energía, ni mi alegría, ni mucho menos mi sonrisa. Me convertí sin querer en una bola de hielo que poco a poco se fue derritiendo para regresar a la esencia. 

6. El trabajo del duelo es personal. 
En el momento en que mis padres murieron yo tenía un jefe que muy sin escrúpulos ni mucho menos respeto, me dijo que mi trabajo tenía que mejorar porque ya había pasado 6 meses y era suficiente para haber superado la muerte de mis padres. En realidad mi rendimiento laboral no había mermado, pero ese no es el caso. Lo traigo al tema por que uno siempre espera que los demás entiendan que estás mal, triste, vacío, que no hay balance en la vida, que estás en la búsqueda de ese balance, que te sientes solo, abandonado, tanto que le pasa a uno por la cabeza; pero la verdad es que no todos te van a entender ni mucho menos acompañar. Tu duelo es tuyo y egoístamente tienes que trabajarlo tu mismo. Con ayuda o sin ayuda pero tienes que hacer el proceso.

7. Buscar ayuda es importante
Al comienzo del duelo me rehusé en ir a alguna terapia, pero de una manera diplomática argumentando que no tenía tiempo (trabajaba y estudiaba al mismo tiempo y eso me bastaba para tener un día ocupado y para terminar rendida; en realidad estaba evadiendo). 
Mi hermana sí recibió terapia a los meses gracias al centro de estudios donde estaba cursando su segunda carrera (hizo dos a la vez). Cuando hablábamos del tema, digamos que me pegaba un poco de sus conclusiones pero como dije anteriormente el duelo es personal, yo necesitaba ayuda.
La ayuda llegó un año después gracias a una terapia de reflexología y sintergética. Allí con la doctora Beatriz Rojas descargué toda mi tristeza en una sola sesión. Pensaba solo ir una vez para relajarme y todavía voy, después de 18 años a estabilizar mi energía y a sanar mi mente. Obvio la terapia de sanación del duelo fue primero, ahora voy por el gusto de quererme y ser cada día un mejor ser humano. La doctora Beatriz como muchos la conocen me vio tan mal que me citó semanalmente durante más de un año para sanar de adentro hacia afuera mi profunda tristeza. A ella aprovecho y le agradezco en este post toda esa ayuda que me brindó en su momento porque era claro que la necesitaba pero por orgullosa no la quería recibir. ¿Cuánto tiempo duró? digamos que tuve unos tres primeros años en los que lloraba mucho en las sesiones, es que sanar lo que se dice sanar de verdad toma su tiempo como dije arriba. A los 8 años volví a ser la que quería ser, uno no será el mismo jamás pero volví a hacer reír a los demás, a ser contenta con la vida, a compartir buena energía a mi alrededor, a recordarlos con alegría. 

Cabe anotar que mi hermana después de su primer año de terapia sicológica se contactó también con la doctora Beatriz y terminó su proceso de sanación.

Yo solo espero que tanto quienes han leído mi historia en este blog, como el programa que acaban de ver simplemente sea un mensaje sanador y aleccionador para sus vidas. Para valorar a quien tienen al lado, para entender que mañana puede que no esté o que ustedes se vayan también, para entender que así como uno no debe depender de nadie para ser feliz mucho menos lo puede hacer para sanar sus duelos. 

Nuevamente, gracias por leer y  a hacer de este mundo un entorno mejor!!. 




2 comentarios:

  1. Gracias Claudia por compartirnos tu experiencia de vida y como bien lo dices un mensaje sanador que en lo personal me hace pensar en vivir y valorar el momento. saludos!

    ResponderEliminar
  2. Muy importante tu artículo teniendo en cuenta que la mayoría de las personas no acudimos en busca de terapia para superar situaciones tan complejas. Gracias nuevamente por abrirnos tu corazón y tu experiencia.

    ResponderEliminar