Vivo sola hace
dos años. Me muevo sola por el mundo, sin nadie
quien controle mis pasos hace 17. Esa primera sensación de soledad fue muy
difícil porque no fue buscada, fue obligada luego de la muerte de mis padres en un accidente de tránsito. Tenía 23 años.
En ese momento
no era tan consciente del gusto que generaba para mí la independencia, pero no
esa que te inculcan de chiquito, de hacer las cosas por uno mismo sin depender
del otro aunque sí de los padres; no esa que muchos creen que tienen, pero ni
se acercan. Hablo de la verdadera independencia, esa que permite moverte a tu
antojo por el mundo sin apegos, ni siquiera apego hacia uno mismo, es un
desapego completo que te permite ser tú mismo sin miedos. Seguir leyendo...
Es una sensación que pocos viven a plenitud, muchos anhelarían tenerla y a otros les da pavor solo pensarla, es la verdadera independencia.
Es una sensación que pocos viven a plenitud, muchos anhelarían tenerla y a otros les da pavor solo pensarla, es la verdadera independencia.
Esa independencia hoy la disfruto y ahí viene el lío de este estado -para algunos extremo-, para mí silencioso, tranquilo y sosegado y que ha resultado cuestionado al límite.
Me gusta mi
estilo de vida, me gusta estar sola, no me da miedo no tener plan para el
viernes, el sábado o el domingo, me gusta la compañía de quienes me brindan
verdadera amistad, me gusta no rendirle cuentas a nadie, disfruto tener mi ropa
tirada en el sofá cama y que nadie cuestione el desorden, hablo sola, no sé si
con mis ángeles, mi otro yo, mi amigo imaginario o mis perras, pero lo hago, me
siento bien y soy consciente de ello.
En contraste,
disfruto trabajar en grupo, no estoy loca, no soy antisocial, me encanta
bailar, disfruto armando reuniones de amigos, me encanta tener la libertad de
decir NO QUIERO IR, así muchos no lo entiendan y a veces toque mentir porque
como no lo entienden, se enojan, no asimilan mis razones, juzgan mi deseo de
soledad y me culpan cuando creen que los he abandonado.
Lo que no
entienden es que siempre estoy para mis amigos. Quien me necesite me encuentra, siempre habrá una sonrisa en
mi rostro y, si no la hay, me guardo un ratico en la soledad a ver si salgo a
flote. Si necesito a un amigo, llamo, si creo que no, pues no llamo, hasta
donde puedo trato de estar pendiente de los demás y sus necesidades, pero no
voy a ser esclava de las emociones ajenas. Soy independiente, soy feliz.
Voy a cine sola, voy al gimnasio sola, y en las reuniones no me importa ir al baño sola pero también cuando estoy en grupo me gusta pensar en todos, en armar planes, en organizar reuniones, no es ambigüedad, solamente soy independiente.
No dependo de
un hombre económicamente, no me molesta pagar mi parte de la cuenta, no me
incomoda ser yo quien lo invite, me gusta dejarme invitar. Tengo todas las
opciones en la mesa.
Llego a mi casa
a la hora que sea y en un día de descanso, si quiero, no salgo y disfruto del
placer de no hacer nada, solo porque no quiero hacer nada.
Tengo muchos
pasatiempos, amo los perros, me encanta aprender siempre algo nuevo, si tengo
que ir a una clase voy, amo conocer gente nueva, pero también disfruto al máximo
caminar sola con mis perras. Voy a mercar sola, cargo mis paquetes 4 pisos,
escojo mi mercado sin afanes, voy a comprar ropa, sin que nadie me acose.
Me gustan los
planes de amigos, me gustan los planes solitarios, es el gusto de la independencia
que me hace escoger lo que quiero sin presiones ni pretensiones y viviendo con
intensidad el día a día.
Me encanta que
me arreglen en una peluquería, pero dado el caso si me toca arreglarme
sola, lo hago. Me cepillo el pelo y me maquillo como si hubiera salido de allí
y me arreglo las uñas yo misma. He comido sola en restaurantes y también
acompañada y ambas situaciones las he disfrutado al máximo.
He dormido sola
y acompañada, he llorado más sola que acompañada y he reído en ambas situaciones
porque reírse en grupo es contagioso y divertido y reírse solo es una delicia
cuando se hace a carcajadas y con plenitud y no tiene nada de malo, loco o
triste.
No sé si sea
una ventaja o una desventaja esta extrema independencia. Algunas personas
pueden no incluirme en sus planes porque piensan que siempre me gusta estar
sola, alegaría que no pierden nada en preguntar si estoy disponible y no
suponer que como amo la soledad no me gusta recibir invitaciones, porque no es
así, me encanta salir y no estoy loca, no soy rara, solamente disfruto también
de mi independencia.
Me revelo contra el mundo y contra los parámetros establecidos de la sociedad, no soy egoísta si pienso en mí, no soy mala gente si pienso en mí porque también cuando pienso en los demás me entrego al 100% sin esperar nada a cambio y sin pretender recibir recompensa alguna.
Hoy grito a
todo pulmón… amo la soledad, amo mi independencia, soy también sociable y ¿será que me entienden?, ¡¡carajo!!
Tremendo escrito. Muy bien Claudia. Esa es la idea. Ser la naranja completo, el programa completo, el paquete completo. Nada de dependencias ni temores. Esa es la Solitud. Vas por buen camino.
ResponderEliminarEn este momento de mi vida estoy exactamente en esa situación que describes. Me identifique. Sin duda estar solo requiere fortaleza mental y seguridad personal. Felicitaciones !! Gran post, me dio animo . Saludos!
ResponderEliminarEse grado de independencia es difícil de lograr, felicitaciones, por tener el valor de expresarlo sin importar las consecuencias (jajajaj). En este texto, en el que te ves muy feliz, quiero comentarte sobre el que escribiste de tus padres, me pareció verdaderamente impactante, no sólo por el suceso, sino porque se ve que de una situación difícil de tu vida has sacado miles de cosas positivas. Creo que esos ángeles de los que hablas en el escrito, los tienes siempre a tu lado, posees una maravillosa energía y la irradias en todo lugar en el que estás. Gracias, porque a partir de estos textos, nos dejas conocer y aprender de ti y de tus "Chocoaventuras".
ResponderEliminarSaludos.