Al empezar a escribir las primeras entradas de este blog, había un punto para mi esencial que era escribir sobre el autor. En ese “Acerca de mí”, que me pareció extremadamente divertido y que considero debe seguir nutriéndose con el paso de los minutos, días, meses y años, hubo un espacio para recordar a mis amigos de colegio, a mis amigos de la infancia.
La semana pasada leí en un artículo de la prensa local, El Colombiano, para quienes viven por fuera el periódico más leído en Medellín, que el número de amigos íntimos que se tiene en la edad adulta es estrictamente proporcional al que se tiene durante la adolescencia.
Decía el artículo además que desde los 12 años de edad se forman los grupos de amigos que a veces durarán toda la vida. Creo que hago parte de un porcentaje muy pequeño que puede decir con orgullo que no tiene amigos de esos que duran toda la vida desde los 12 años sino desde los 5.
Sí, tratando de hilvanar historias me quedé pensando, mientras dormía, en mi etapa de colegio en el Santa Bertilla Boscardín en Medellín. El colegio empezó ahí, en el kínder y por eso hoy que querido sacar este espacio para recordar y lograr que todos ustedes, quienes están leyendo este blog, lo hagan: recordar a sus “amigos” en el kínder.
Yo empecé el kínder como todo niño colombiano, a los 5 años. Bueno, creo que eso ha cambiado y ahora los niños comienzan su etapa “social – estudiantil” en espacios como párvulos, pre jardín, jardín, transición y ¡que se yo! En mi época era kínder y punto. De ahí el salto a primero de primaria y se fue.
Quiero comenzar preguntando a todos quienes leen este blog: ¿Cuántos nombres completos recuerdan de sus amigos de kínder? Y ¿Con cuántos de esos amigos de kínder siguen en contacto?
Creo que la primera respuesta no sobrepasa los dedos de una sola mano ¿Cierto?, tranquilos, a mi me pasa casi igual, pero yo sí puedo responder la segunda pregunta con certeza ya que muchos de esos primeros amigos de la vida siguieron conmigo el resto de la primaria y en el caso de las mujeres el conocido bachillerato o secundaria, como se diría en otros países.
Yo conté con la suerte de que en mi colegio todos hiciéramos el mismo proceso y nos quedáramos ahí. Por eso conservo tantas amigas de esos primeros años de vida “social”, por llamarlo de alguna manera.
A veces me pongo a pensar que a pesar de tantas actividades que nos absorben la mayor parte del tiempo de nuestro día y que nos impiden hablar más a menudo con esos amigos de adolescencia, deberíamos sacar al menos cinco minutos para llamar a alguno de ellos. Si no tenemos el teléfono, pues para eso están las redes sociales. Ustedes no se imaginan la cantidad de compañeros de primaria, con quienes perdí contacto al iniciar la secundaria, con los cuales me volví a contactar gracias a Facebook.
Pero en ese espacio para los amigos de la infancia no podemos olvidar los amigos del barrio, con esos con quienes crecimos. jugabamos en las tardes y disfrutabamos en casa.
En mi caso, de rumba en rumba cada fin de semana, en los conocidos bailes de garaje en donde además de bailar con El Gran Combo de Puerto Rico, Willie Colón, Sergio Vargas, Juan Luis Guerra y Wilfrido Vargas, se bailaba con Bon Jovi, Air Supply, Gun´s n Roses y Chicago. El contacto no se pierde siempre y cuando sigamos en el mismo barrio pero los trasteos han sido muchos y hay a quienes dejamos de ver hace rato.
¿Porqué nos volvemos tan huraños de adultos? ¿Porqué nos aislamos tanto? ¿Porqué esperamos a que los amigos de infancia nos llamen o nos encuentren y no hacemos un esfuerzo en llamarlos, saludarlos o simplemente buscarlos?
Esta semana fui con un amigo a almorzar y me encontré con la imagen de la fotografía que ubico en este post. A medida que pasaba la tarde iban llegando estas bellas mujeres, pasadas en años, felices de reencontrarse y con muchas historias que contar y hasta llegó la que tiene enfermera pero quien no por su condición iba a faltar a la cita con sus amigas.
No sé si sean amigas de infancia, no se si sean amigas del barrio, no sé si trabajaron juntas, lo único que sé es que me inspiraron a terminar este post para decir que a esa edad, si Dios me tiene con vida, yo quisiera reunirme también a conversar con mis amigas, con mis grandes amigas, con mis grandes amigos, esos que conozco desde los 5 años o quienes llegaron en mi adolescencia y todavía permanecen.
A propósito del día del amor y la amistad que se celebra en Colombia, que es más comercial que cualquier otra cosa, pues que sirva el ejemplo de estas amigas: a pesar del tiempo y a pesar de los años, uno puede sacar un espacio para esas personas que tienen el rótulo de AMIGOS y que nos han acompañado en tantos momentos de alegría y tristeza y que a pesar de la ausencia, a veces provocada por nosotros mismos, siempre estarán ahí.
Feliz día para todos los amigos y amigas que han pasado por mi vida.
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