Desde hace varios días quería
regresar a este, mi querido y un tanto abandonado blog, en el que narro lo cotidiano de la vida desde mi humilde perspectiva. Un poquito de mi día a día para también generar reflexión.
Hoy presencié una escena que me
dejó pensando en el futuro de nuestra sociedad: el niño que mueve masas
invitando a sus amiguitos a gritarles groserías a los hinchas del equipo
“contrario” que se dirigen al estadio a ver jugar a su poderoso, escudados en la
malla de una unidad residencial y corriendo cual delincuentes cuando reciben respuesta
de los airosos hinchas que cantan arengas camino al estadio.